lunes, 1 de septiembre de 2008

De la unidad, de la lectura

Hoy me he pasado todo el día leyendo, sin dejar de trabajar y leyendo. ¡Qué buena costumbre la de leer! La verdad es que sí. Lo que pasa es que, a veces, ¡chica!, una se encuentra cada porquería por ahí que se le quitan las ganas. Una puede encontrarse con tanta basura que a veces se pregunta si debe callarse o chillar hasta quedarse ronca. ¿Te acuerdas cuando fuimos a ver a Luis Miguel? ¡Fuerte afonía nos agarramos! A ti te duró casi cinco días. Es que eres tan fina. Yo no, a mí me duro sólo dos. Tal es mi finura... Pues así nos deberíasmos quedar todos de gritarles a estos rebenques. Mudas pero de chillarles a la cara a ver si se les cae de vergüenza.

Hoy me encontré con un artículo en una publicación digital que me ha dado mucho que pensar. Muchísimo. Y no sólo me refiero al contenido... Casi me llamó más la intención y la forma que el contenido. Lo escribió un profesor de la Universidad de La Laguna.

¡Ay Santo Tomás, cuanto me habría gustado terminar mis estudios universitarios! Aunque al final, quizás fue mi marido el que me apartó de aquel sueño, o la llegada de Nicolasito, mi niño bonito, o mi falta de constancia o aquella panda de profesores acojonados y poco combativos que se plegaron una vez más a la voluntad de su amo... O como decía Serrat "quizás fue la pena o la falta de hierro", no sé, no sé. Quizás fue un poco de todo.

Pues eso, nena, que leyendo esta mañana el artículo volví a recuperar la fe que había perdido en mi gente. Me encantó pensar que todavía hay gente crítica y noble que es capaz de llamar a las cosas por su nombre. ¡Porque mira que tiene razón ese hombre! Luego, después de la conversación con mi jefe, esa fe se quedó en la mitad, pero como dice el otro, fue bonito mientras duró.

¿Qué cuál era el artículo? ¿¡En qué estaré yo pensando!? Lo puedes encontrar aquí :en Canarias Semanal, escrito por Domingo Garí y con todos mis respetos