lunes, 27 de marzo de 2017

¡Cómo duele!

Cómo me duele el fracaso.  No acertar, no dar con lo que espera que sea y notar su insatisfacción constantemente. En estos momentos me siento patética y dramática y, quizás por ello, exagero. Pero esta situación me agota hasta la extenuación.

Le doy vueltas constantemente. Y me lo repito a todas horas: resulta que soy una tipa difícil. Difícil por propiciadora, difícil por entregar todo mi tiempo hasta que vi que nunca era suficiente. Difícil por no ser sumisa y tolerar a pesar de todo. Difícil por intentar conciliar y hacer las paces aún cuando creía que tenía la razón, por olvidar demasiadas hasta faltas de respeto en público. Difícil por sentir no ser su modelo de compañera...

Ahora soy difícil por estar agotada y no saber qué hacer. Es probable que lo merezca, pero no lo quiero. Por eso me voy.

Siento que que hay momentos en los que envejezco; no me veo mona -porque guapa nunca he sido-, nadie me dice nada agradable... ¡puaj! qué asco me doy. Paso de mí Chona, paso de mí.