domingo, 7 de diciembre de 2008

Mala como una perra

Tos, de la que raspa, dolor articular del que dobla en el sofá, congestión nasal de la que te hace parecer fañosa, fiebre de la que te hace temblar como una locha de panceta del desayuno en la sartén y sola como un clavo en una madera vieja. !Qué panorama!



El niño con su padre (es cuando único tengo tiempo para leer y atender mis asuntos) y yo encerrada en casa sin poder hacer nada. Ya me comí la tableta de chocolate y todos los rosquetes de El Aderno (bueno, me quedan dos para el desayuno de mañana) y me he leído todas las revistas del fin de semana. Me subo por las paredes. Ann quedó en pasar a traerme las medicinas nuevas y hablar un ratito. Espero no quedarme dormida y oír la puerta. Si no, que llame al móvil.