lunes, 2 de diciembre de 2013

Unas botas de agua,


un chubasquero y un paraguas. Y salir a saltar los charcos como aquel "acróbata demente" del tango. Y reírme de los que piensen que estoy loca. ¿Lo estoy? Seguramente. ¿Me importa? Seguramente no.

Se acaba este año. Se acaba ya, definitivamente. ¡No sabes qué ganas tengo! Por el amor de dios. Aunque, si una lo piensa fríamente, en ningún lado pone que porque se acabe el año tenga que cambiar algo el panorama...

Otra idiotez más a la que nos aferramos para tener esperanza. Yo soy más de sentarme a un ladito a esperar. Esperar a que cambie algo y a darme cuenta, a que deje de llover, a que crezca Nicolasito y se haga un hombre de provecho, a que llegue mi momento.

Aunque de tanto esperar puedo acabar como el del tango, con "...las rayas de la camisa pintadas en la piel y una banderita de taxi libre levantada en cada mano...". Aunque sólo tú me veas...

miércoles, 2 de octubre de 2013

Ay, ay, ay

Chona, te lo tengo que contar... No sé de qué manera, no sé en qué momento, pero ha empezado a suceder otra vez.

Llega un día en el que, como una revelación, sientes que no te va a suceder más. Te sientes sola, quizás  un poco triste, pero firme y de alguna manera reconfortada; has vuelto a ganar la independencia que tanto tiempo atrás tanto esfuerzo te costó conseguir. Eso te genera una sensación de invencibilidad (sobrepuesta ya a la impepinable sensación de imbecilidad, por la que también pasas sin remedio), primera de las nuevas buenas ondas que empiezas a percibir.

¿Que no vas del todo arreglada? No te importa, tu sonrisa y tu escote, y si no tu conversación, te salvan y te aúpan. ¿Que nadie te hace caso? Flor, ellos se lo pierden y, además, ni falta que te hace. Tu fe en ti misma se consolida un poco cada día. Todo empieza a funcionar otra vez. O eso crees...

Un día crees que aquel hombretón que te abrió la puerta para dejarte pasar se te quedó mirando (casi pierdes el paso al suponerlo e intentar colocarte la falda sin que se notara, ¡que esfuerzo, mi niña!). Otro día crees ver una sonrisa peculiarmente atenta a tu forma de andar. Y justo el día antes vuelves a reconocer el aroma de ese perfume de GUCCI que tanto te gusta y no sabes el porqué.

Y llega ese día en que lo tienes claro: ¡te están rondando!

Eso es lo que pasa. Pues bueno, Chona, querida. Creo que es oficial. Guapo, alto, educado, limpio y galante, muy atento con las mujeres y otro montón de cosas que me han dicho y que no te voy a contar hasta que las confirme. Tú ya sabes.

Voy a apartar para otro momento todas mis revelaciones, todas mis determinaciones al respecto. Todas las cosas que dije que no volvería a hacer, todas. Las voy a poner en un ladito junto al botiquín de sentimientos y le voy a dejar hacer.

martes, 17 de septiembre de 2013

Girar,

dar vueltas como un demente músico balcánico o un danzarín tunecino...Una pirueta, un salto, una muestra de habilidad y resistencia. Seguir girando. Un violín y una trompeta. Y una cabra. Más vueltas. Entregada a mi condición de acróbata penitente.

Un vaso, una sombra y una sonrisa. Un instante de calma y una nueva estrofa, un nuevo compás. De nuevo a girar. Extenuada, sin posibilidad de cambio... Sí. Una nueva pirueta y ya no hay sonrisas. Sigue la acrobacia. Poseída. Vueltas, vueltas, vueltas.

Agotada querida, agotada y, sin parar, otra sonrisa que acelera los giros. Igual. ¿Es angustia, es cansancio? ¿O sólo el devenir de las cosas que hace tiempo han dejado de ser sencillas?

Me hago dura, crezco y junto los brazos a mi cuerpo. Tomo el control. Giro con más fuerza y sube el volumen de la música. Sorprendentemente veo con más claridad. Otro vaso. Una mano abierta y otra vez la sonrisa.

Suena el despertador, las siete. El corazón en la garganta, agitada y contenta. ¡¡Como hacía tiempo!! Es sábado. Estoy sola. Empieza el día y al mundo nada le importa, gira, gira...

domingo, 1 de septiembre de 2013

¡¿Pues no me llamó drama no sé qué?!

Precisamente aquella noche. La noche que siempre llega el día que crees que has tocado fondo, que vas a empezar a remontar...

Era monísimo. Muy guapo, rubio, con mucha capacidad dialéctica. Con los hombros bien puestos y un pecho generoso... Con ese algo tormentoso en el fondo de los ojos. Y yo destrozada como nunca. Ya sabes Mari lo que me ha dolido (me esta doliendo) esta vez.

Me pedí otra caña más. Junto a él a ver qué contaba. Y contó nena, ya lo creo que contó. Un encanto. Yo con todo mi cuerpo pidiendo afecto, dolida como estoy. Dije, y dije, tú sabes como me pongo cuando me enralo. Y cuando aquella sonrisa me mostraba la más dulce de las perspectivas, justo en ese momento comenzó la debacle. Mi lengua se enredó, lo mismo que mi mente. Mi corazón se colapsó y mi cabeza más. Vencidos por el alcohol y el cansancio, agotados de tanto yo... Y no supe hacer nada bien. En fin. Caí y me di contra el fondo de mí misma. Tocar fondo lo llamas tú, que me conoces bien. Espero que no sea rebotar otra vez...

Una se va haciendo mayor, o vieja que es lo mismo pero duele más. Espero no acabar convertida en una genuina reina del drama

jueves, 27 de junio de 2013

Se me ha comido el cariño




Estoy furiosa, rabiosa, cabreada, caliente como un chino...Y agotada del todo. Ya no tengo ganas de hablar. Espero que esta tarde se me quite y pueda volver a mi vida y mis cosas. Hoy la rabia me tiene secuestrada.

Y tras la rabia, el hastío. Y después la pared. No hay nada después del hastío.

Espero que el gazpacho de mamá me recupere el ánimo un poco. De pequeña, si había gazpacho (¡Qué poco me gusta esa "z", contra!), no bebíamos otra cosa...Desayuno, gaspacho. Almuerso, gaspacho. Cena, gaspacho. De madrugada, furtiva, a la nevera...nada, mi hermana mayor dejando en el fregadero el cacharro del gaspacho. Nunca fui la primera, siempre llegué tarde. Y por eso no me acuerdo...En fin, que me enredo.

Pues sí. Algo voy a tener que hacer con esta rabia. O sentarme a esperar o intentar sacar provecho de ella. El niño de la Jimena dice que los jueves es cuando más le gusta salir. Un poquito golfo que se está volviendo éste. Su madre sabrá. Ya las tiene a todas haciendo cola en la puerta de su casa. Cómo ha cambiado el cuento desde que éramos chicas, mi niña...Igual me pinto, me peino y salgo a romperle la boca a alguien. Sería otra manera de canalizar esta "furia", que más me valdría "nacida libre" o "bonanza", coño.

Ay, lo siento. Estoy con la lengua suelta, simple como un martillo.

Pues eso querida, que de la rabia estoy hasta el gorro, aunque sea mi vocación.

Besitos

viernes, 25 de enero de 2013

She floats like a swan

¡Me lo acaba de contar Charo! No me lo puedo creer...Subida en tus tacones, flotando como un cisne, gracia en el agua...Y de pronto, resbalón y contigo pa'La Candelaria. ¡Ay Mari! Dime que no te hiciste mucho. Seguro que no, tu eres fuerte como una roca.

Tu madre se habrá llevado un susto de muerte. Esas cosas son así, como los hombres. Todos los días ahí, delante de una y, de repente, enamorada hasta la médula. Y ya no hay remedio; urgencias, médico, curandera, amigas y a padecer...

Me contaron que casi pierdes las botas de PRADA. Qué susto.

¡Ah! La copita del almuerzo de mañana no te la tomes sin nosotras. Gertrudis y yo iremos con un vinito blanco fresquito a verte. Para que cuentes y tengas con quién comentar la novela.

Hasta mañana cisne.

lunes, 21 de enero de 2013

Tres galletas maría



Ahora que la navidad ha pasado, me ha sorprendido un recuerdo que me acaba de atrapar. No sé si será la codeína, o los litros de agua que me he tomado - dicen que si tomas mucha te quedas tonta - para capear esta tortura de enfriamiento que tengo, el poco apetito o las ganas de revolcón pero estoy sensiblona y melindrosa. Y no creo que sea hormonal, porque, déjame contar... ¡Ah! sí, puede ser hormonal. Bueno, da igual, estoy sensible hoy y tengo derecho. No sé el motivo pero me acaba de venir a la cabeza la historia de una foto.

El otro día me contó  un muchacho - luego te cuento del muchacho, ¡más mono! - una historia  sobre una fotografía de una niña que un familiar suyo hizo hace un  montón de años al norte de un pueblo del norte, en esta isla, en épocas de la ignominia fascista (vamos, en eso, casi como ahora).

En blanco y negro, con un bonito contraste. En un camino de tierra, la hierba alta en los bordes, los brezos de fondo, la luz de lado y la niña, toda ternura en el rostro, vestida con una especie de suéter tejido a mano, como los que nos hacía mi madre cuando yo era una chinija, pero de cinco tallas más que la suya, como un sayo, manchado de jugar y limpio a la vez, decente y consecuente con su situación.  Ojos abiertos, grandes y mirada clara.

La historia que contaba la instantánea, toda su historia, la social, la familiar y la interior y particular de la niña,  más contenido que una enciclopedia, en una fracción de segundo, quedó completa y fría cuando este muchacho me explicó que el fotógrafo la había tomado un seis de enero, por la mañana. La niña, después de ser fotografiada, respondió a la más que típica pregunta ese día: Fulanita, ¿qué te dejaron los reyes? Y su conmovedora respuesta fue: tres galletas maría....

Me voy a hacer una tisanita y a tomarme mi dosis de antigripal. Del muchacho te cuento otro día. Hoy te dejo con las ganas de saber. Me voy a la cama a reflexionar con las tres galletas, la niña y lo que puede dar de sí una magnífica fotografía.

Un beso Mari.