lunes, 4 de julio de 2016

El miedo a algo peor,


¿¡PEOR!? ¡tremenda farsa! Han pasado, ya pasaron las elecciones y, sí, tremenda decepción. Dentro de mí quedaba una esquinita de ilusión, de esperanza por cambiar y por sentirnos triunfadoras. Mary, ya sabes las ganas que siempre he tenido de celebrar la buena suerte, lo poco que me costó hacer aquello, lo loco que está por mí...

No es esa mi estrella. Y menos esta vez. Que trabajadores voten a la derecha siempre me ha dejado de piedra. Tanta gente sin criterio ni conciencia de grupo, de clase. Pero que haya gente que haya votado al partido en el poder por miedo a algo peor... me resulta flipante. Cada uno jugó sus cartas y, está claro, unos lo hicieron mejor que otros. El miedo, el "temor a Venezuela" como si fuera lo peor. Ay no, Chona, qué va. Te regalo todo esto. Miedo a que nos engañaran otra vez, a que no sólo no cumplieran con lo expuesto en el programa electoral sino que hicieran justo lo contrario. Debilitar al Estado, liberalizarlo todo (como si las empresas lo hicieran mejor en algún momento), recortar en lo fundamental para que no puedas expresarte ni atender otra cosa que no sea sobrevivir. La corrupción, tan entramada que alguno se refiere a ella como lo que "nos corresponde". La financiación ilegal, los aformaientos, las puertas giratorias... ¡Qué asco! ¿Algo peor?

¿Y los medios de comunicación? ¿Qué pasó con ellos? Me río, me muero de la risa con ellos. Han pasado las elecciones y ya no hablan de Venezuela. Me río, me muero de la risa de la labor de la prensa, el mito liberal de su función quedó retratado. ¡Manipulación es su apellido!