domingo, 7 de diciembre de 2008

Mala como una perra

Tos, de la que raspa, dolor articular del que dobla en el sofá, congestión nasal de la que te hace parecer fañosa, fiebre de la que te hace temblar como una locha de panceta del desayuno en la sartén y sola como un clavo en una madera vieja. !Qué panorama!



El niño con su padre (es cuando único tengo tiempo para leer y atender mis asuntos) y yo encerrada en casa sin poder hacer nada. Ya me comí la tableta de chocolate y todos los rosquetes de El Aderno (bueno, me quedan dos para el desayuno de mañana) y me he leído todas las revistas del fin de semana. Me subo por las paredes. Ann quedó en pasar a traerme las medicinas nuevas y hablar un ratito. Espero no quedarme dormida y oír la puerta. Si no, que llame al móvil.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

El amor en lo imposible

¡Cómo agota!

Pasado el primer impulso te sorprende y luego te das cuenta. Llega como una revelación pero progresiva y sigilosa. Sin darte cuenta te vas convenciendo...Y, de pronto, está ahí; como desde hace un millón de años. Estás cansada, harta y otra vez harta.

Es como la necesidad de ir a la peluquería a cortarte las puntas y a darte algo de color. No lo sabes hasta el día en el que decides ir sin retrasarlo un segundo más. Pero tu pelo se ha ido estropeando poco a poco, día a día. Y lo has estado viendo, a ratos, casi nunca de frente sino sesgadamente y por unos instantes cada vez. Y de pronto te ves insoportablemente desarreglada. Pues así pasa con el amor. Todos los días tu melena ondea al viento y pregonas que estás enamorada de él. Las dificultades y los impedimentos, sus niños y su mujer, todos los miembros de su entorno y todos los qué dirán y los para no hacer daño a nadie. Al final te das cuenta de que sigues enamorada pero ya agotada y sin fuerzas, resignada, entregada al que sea lo que dios quiera.

Y luego una cita, una reunión con amigos comunes, una mano que te busca y una boca que te encuentra y todo vuelta a empezar. Otra vez las uñas hechas, las puntas saneadas y el baño de color impecable. Y otra vez el sol, el cloro, ese champú que aún no sabes si te sienta bien o mal, por caro que sea...Y otra vez que necesitas arreglarte porque te has estropeado con los días.

Y es precisamente este ir y venir a la peluquería, esta fluctuación en las emociones, lo que va gastando el impulso, que sigue intacto en en la intención pero menguante en la forma.

jueves, 23 de octubre de 2008

Me fui de vacaciones

Y prometo no volver. Un paseo por la España más España. ¡Ha sido suficiente! Que me perdonen los que se ofendan, no lo digo con esa intención. Pero mi niña, es así como lo siento.

Es bajarme del avión y me empiezan a retumbar las consonantes en la cabeza. Y luego están todos esos valores: tradición, unidad, esplendor e historia. No sé chica, pero me pongo de los nervios. Es una sensación constante de inquietud... Reconozco que al ratito se suaviza (¿lo ves? dos z seguidas. ¿No te digo?). Pero nunca acaba de irse. Sólo cuando vuelvo al aeropuerto a subirme al avión pa' casa me empieso a sentir mejor.

Toda esa Castilla-La Mancha, Castilla la Vieja y la Nueva. España concentrada. Cochinillo, cordero y buitres negros. Mazapán, damasquinados y armaduras. Conventos, embalses y vías de tren. Y es que siento que no tengo nada en común con esa parte del planeta. Para bien o para mal siento que en Montevideo, incluso en Asila, hay más de mi historia y mi cultura que en Toledo o Trujillo.

Otra cosa esmpiesa 100 kilómetros más allá, al oeste, pasada la frontera. Hasta el aire huele diferente en Portugal...

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Ciega y sorda

Hoy quisiera ser ciega y sorda. Encerrarme en mi casa y no salir. Llevarle el niño a su padre y quedarme aquí. Más sola, más encerrada y aislada. Miedo me doy cuando estoy así...vencida y dolorida y cansada. Chafada que diría mi madre. Una buena amiga, además, a este estado de ánimo añade "con las palmas hacia arriba". Sabes de quién hablo.

Hoy estoy rendida. Los otros han vuelto a ganarme. Me comería un cubo de pastillas, de las rosaditas que tanto te gustan. Así borraría a esa piara de miserables mediocres que me persiguen y asedian para hacerme sufrir, al vecino del reguetón que no me deja sentirme tranquila en mi casa. De ese modo borraría la pena por la que estás pasando, que sé que no es poca. Y se borrarían todas las paredes que me alejan de mis quereres, de mis inquietudes. Se borrarían todas las culpas, las mías y las otras, los temores, siempre los míos y las mediocridades que hacen de este país nuestro tierra de salvajes e ignorantes.


Pero eso no puede ser, nena. Nicolasito no se lo merece, ni tú tampoco aunque a veces tenga mis dudas.

Ahora quiero recuperar las ganas y la esperanza de que todo cambie. De sentir el movimiento hacia adelante. Desear en positivo para atraer las cosas buenas. Un hombre bueno y guapo, un trabajo mejor, prosperidad para mi gente, República...Creo que tengo que dejar de leer esos libros que me recomiendas. Cada día me parezco más a ti y, a veces, a tu madre. Dale un beso de mi parte cuando la veas. Porque ¿la ves, verdad? No me vayas a decir que sigues enfadada con ella. Me matarías del disgusto...

Pero creo que voy a tener que sentarme a esperar a un ladito, a que pase la crisis, que lo es por crisis y por inoportuna, la muy traidora. Como Josefina, la Fefa de mi edificio, que no sé si lo es o se lo hace pero al final le sale. Mira que es ruin esa mujer. Me sentaré a un ladito a desempolvar los buenos recuerdos, de los que nunca me he deshecho para poder recuperarlos y sacar adelante un día feo. Es como tener una tableta de chocolate bueno escondida en el armario de la cocina para esos días, como hoy, en los que nada sale bien (me acuerdo de una canción de un tipo con tupé...), poder garantizar un mínimo de satisfacción antes de acostarte. De pequeña, en casa de mamá, la escondíamos todas mis hermanas del resto, para que ninguna la encontrara. ¡Qué peleas por la tableta de chocolate! Hoy la escondo para que mi niño no la encuentre, le sienta mal, y para sorprenderme cuando, por descuido, la encuentro yo.

Voy a acercarme a la despensa a ver si encuentro la dichosa tableta y si la encuentro, voy a poner el disco del rockero aquel, de cuado tenía 18 y nunca había días malos que levantar. Después a lo mejor te llamo para que me cuantes lo que pasó en la novela hoy, que no llegué del trabajo a tiempo y me la perdí.

lunes, 1 de septiembre de 2008

De la unidad, de la lectura

Hoy me he pasado todo el día leyendo, sin dejar de trabajar y leyendo. ¡Qué buena costumbre la de leer! La verdad es que sí. Lo que pasa es que, a veces, ¡chica!, una se encuentra cada porquería por ahí que se le quitan las ganas. Una puede encontrarse con tanta basura que a veces se pregunta si debe callarse o chillar hasta quedarse ronca. ¿Te acuerdas cuando fuimos a ver a Luis Miguel? ¡Fuerte afonía nos agarramos! A ti te duró casi cinco días. Es que eres tan fina. Yo no, a mí me duro sólo dos. Tal es mi finura... Pues así nos deberíasmos quedar todos de gritarles a estos rebenques. Mudas pero de chillarles a la cara a ver si se les cae de vergüenza.

Hoy me encontré con un artículo en una publicación digital que me ha dado mucho que pensar. Muchísimo. Y no sólo me refiero al contenido... Casi me llamó más la intención y la forma que el contenido. Lo escribió un profesor de la Universidad de La Laguna.

¡Ay Santo Tomás, cuanto me habría gustado terminar mis estudios universitarios! Aunque al final, quizás fue mi marido el que me apartó de aquel sueño, o la llegada de Nicolasito, mi niño bonito, o mi falta de constancia o aquella panda de profesores acojonados y poco combativos que se plegaron una vez más a la voluntad de su amo... O como decía Serrat "quizás fue la pena o la falta de hierro", no sé, no sé. Quizás fue un poco de todo.

Pues eso, nena, que leyendo esta mañana el artículo volví a recuperar la fe que había perdido en mi gente. Me encantó pensar que todavía hay gente crítica y noble que es capaz de llamar a las cosas por su nombre. ¡Porque mira que tiene razón ese hombre! Luego, después de la conversación con mi jefe, esa fe se quedó en la mitad, pero como dice el otro, fue bonito mientras duró.

¿Qué cuál era el artículo? ¿¡En qué estaré yo pensando!? Lo puedes encontrar aquí :en Canarias Semanal, escrito por Domingo Garí y con todos mis respetos

martes, 5 de agosto de 2008

¡Oye, qué bien me voy sintiendo!

Que lo sepas. No hace ni un día que empecé a pensar en esto y ya me voy sintiendo fuerte y segura (que no es lo mismo que fina y segura, que no tiene el olor de las nubes, ni boberías de esas). No sé, no sé. Al final me va a gustar esto. Ya verás...

Besos mi niña.

Esta mañana desperté harta

Pues sí mi niña. Esta mañana me miré al espejo y sentí que ya no tenía edad para estas cosas. Sentí un deseo arrebatador, "una perturbación de la fuerza" como diría Nicolasito, sentí la necesidad de contar lo que me pasa y de no guardarlo nunca más para mí. Sentí que había llegado el día de no volver a ser la misma nunca más. El día de cortar la cuerda, de soltarme y de liberarme para siempre y mientras pueda y me dure el impulso...

Mientras hacía el café para poder juntar las ganas para ir al trabajo me acordé del hijo de Jimena. Mi amiga Jimena ha tenido una suerte tan grande en la vida que a veces creo que es mentira todo lo que cuenta (y justo después compruebo que es todo jodidamente cierto. Pero me alegro por ella, es una buena amiga). Goda recién llegada, consiguió casarse por segunda vez con un hombre que la quería más aún que el primero, que lejos de enfadarse con ella por el cambio en sus sentimientos y hacerle la vida imposible, lo comprendió todo, lo encajó y no le contó que se veía los jueves con un pinchadiscos del norte en una discoteca de mala muerte, durante los "cursos de formación de la empresa". En fin. Pues su hijo, Carlos Luis (el mayor. También tiene una niña monísima que se parece sospechosamente a su segundo marido aunque es el primero el que le paga el colegio. Irene, se llama Irene). Bueno, Carlos Luis, que ya está hecho un hombre guapo y noble, me habló hace dos meses, el día del cumpleaños de mi Nicolasito, de que estaba escribiendo un blog. ¿¡Un blog!? Se pasó una hora contándonos a Maruca y a mí qué era eso y cómo funcionaba. Y yo, esta mañana, harta de tanta atadura, de tanta injusticia y de tanto sufrir por mí y los míos me puse a investigar sobre lo que me había contado el niño de Jimena.

Y aquí me tienes, con ganas de hablar, de largar y de no parar, de soltar toda la penita que después de tantos años de sufrir, de aguantar y de callar se me ha formado alrededor de mi alma y de mi ilusión como brea de calafate, para ver si de esta manera todo vuelve a brillar y a ser como era antes, antes cuando la ilusión, el progreso y el respeto por el otro, por todos los otros, eran la tónica y la moneda de cambio entre las personas, todas las personas, las que quiero y las que no pero que respeto. Antes de que se instaurara el Régimen, antes de que el Movimiento lo anegara todo.

Como esto siga así juro que un día de estos empiezo. Por San Roque bendito.