jueves, 26 de noviembre de 2009

Con un pinchito

me veo por las mañanas, con un pinchito por las tardes y por las noches (... de noche, bailan las calles, de día...) con mi flamante PDA. Conectada en todo momento. Hasta he decidido conectarme al caralibro, como dices tú. Leo el correo durante el desayuno. ¡Y el peródico también! Chica, es que soy otra. Digital. Y no lodigo por los dedos.

El pinchito de mi PDA, que sirve para seleccionar la contraseña, jugar al tetris, rascarme la cabeza mientras espero a que se cargue la página de esa tienda de Londres donde me gustaría comprar unos regalitos de reyes. ¡Quién pudiera como tú!

Yo, a lo sumo, me voy a Meridiano a comprar tus reyes. Y los de tu niña, si me dan el aguinaldo este año, que no lo sabemos aún en el trabajo. Por no saber (porno saber, porno sabor...ay, que me lío) no sabemos si habrá brindis de Navidad. Trabajar sí, eso sí, por favor, con horas extra y buena cara. De lo demás ya hablaremos.

Pues eso, con mi pinchito mágico de Skywalker, conectada como una adolescente (una niñata, que diría Chelo) muerta de la risa por mi atrevimiento. Te lo recomiendo. Plateado y finito, afilado y ergonómico (el mío sí, ¡ja!) Preciso. Me lío, me lío...

Nicolasito quiere una bici.