viernes, 15 de mayo de 2015

De huelga,

hoy estoy de huelga de brazos caídos. Caídos por los lados, rectos y lisos, pendiendo de los hombros. Abocados al dolce far niente, no tan dolce. Decididos a no hacer nada productivo, como un judío en sábado. Mis brazos emplazados al ocio rotundo y contundente.
Como si de una iluminación budista se tratara. Complacientes, desidiosos y determinados, entregados a la nobiliaria tarea de holgar. En franca y concisa señal de protesta. Como rebeldía juvenil por lo inexplicable ante su anhelo irreverente de volver a abrazarte ¡ya!

Mis brazos te esperan colgando de mi cuerpo, mansos, dóciles y decididos.

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