martes, 4 de septiembre de 2018

La cordura,

mantenerse moderadamente cuerda. No salir a la calle gritando y blasfemando. Alzando la voz y las palabras contra todo lo que te molesta o disgusta. Hacer el esfuerzo para no desatar esa fuerza interna que intuyes dramáticamente demoledora.

Conservar la calma y las maneras. No entrar al despacho de ese cerdo y decirle que si no se ha dado cuenta de lo que vales, a estas alturas, mejor es que se vaya al carajo. Mirarlo de arriba a abajo y "sayonara baby" Después, que vea como todo tu talento deja abandonada e indefensa a esa montaña de excremento que forman él y su ineficacia.

No bajarte del coche cuando aquel cerdo te avasalla porque eres mujer, porque no folla lo suficiente o porque su testosterona no le deja pensar (ya sabes).

Respirar profundo y sonreír. Dejar a un lado las ganas de asesinar a la cerda de tu compañera que lo es por mala y por maloliente. ¡Ah! Qué bueno sería.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uyyyyyy, cuánto te entiendo Deisi, qué aguda eres...
Eso de salir a la calle gritando y blasfemando a lo que yo le añado "desnuda", para hacerlo más llamativo, falto de civismo, de "pudor", y todos esos conceptos con los que nos intenta "contener" este sistema social.
Todo eso, sería una gran liberación, una terapia, un desahogo y un tremendo placer...
Como te digo, eres una crack.
P.D.
Muchas triunfaríamos a tu lado mi lady. ;)