martes, 18 de octubre de 2016

Qué difícil es a veces

mantener la intensidad, mantener el talante y la disposición. Hay días en los que casi no puedo resistirme a la tentación de hacer balance. Son esos días en los que te apetece casi la única cosa que no te puedes permitir. Como cuando vas a comprar una monadita para salir con las chicas el fin de semana y la única cosa que te gusta es la más cara -pero qué fina soy para ser de donde soy- En fin... Entonces Nicolasito, la hipoteca, y el sentido común por un lado, y el derecho a
hacer lo que quiero, los años de contención, la hartura por la crisis y las ganas de sentirme viva entran en combate a muerte dentro de mí. Unas veces ganan los buenos, otras los malos, pero siempre pierdo yo... ¿Te lo imaginas Chona? Seguro que sí; me da que a ti también te pasa a veces.

Luego me echo una siestita o veo la novela (o las dos cosas y a la vez, que es lo mejor del mundo a esas horas. Bueno, lo mejor lo mejor no es, pero es lo más parecido a lo mejor. Tú sabes) y la óptica de todo, cambia; ganan los buenos. La crisis no lo es tanto, te llamo para que me prestes otra vez el trajito negro que me queda tan bien y me entra  jiribilla por la espalda pensando en el viernes. Todas a la calle un rato. 



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